El cambio viene
Videoconferencia de Lyndon LaRouche
Discurso introductorio
Pregunta 1: ¿Son los británicos responsables por organizar las dos Guerras Mundiales?
Pregunta 2: ¿Está manipulando el Banco Santander para que el gobierno brasileño lo intervenga?
Pregunta 3: ¿Se puede lograr la soberanía local sin acuerdos internacionales?
Pregunta 4: Sobre Rosa Luxemburgo, Percy Shelley, el imperialismo y la huelga de masas
Pregunta 5: ¿Está China haciendo lo correcto?
Pregunta 6: ¿Cómo llegamos la economía nacional hasta el equilibrio físico?
Pregunta 7: ¿Cuál es la respuesta requerida al fraudulento “proyecto de reforma financiera”?
Pregunta 8: ¿Se puede confiar a Obama la gestión del desastroso derrame petrolero de la BP?
Pregunta 9: ¿Cómo hizo para identificar a Obama con Nerón de manera tan precisa desde hace más de un año?
Pregunta 10: ¿Puede la música clásica reemplazar a las matemáticas para describir la economía física?
7 mayo 2010
La crisis más grande de la historia moderna
Videoconferencia de Lyndon LaRouche
Discurso introductorio de LaRouche
Pregunta 1: ¿Que sucedió realmente en Grecia?
Pregunta 2: ¿Qué piensa de la propuesta de Joe Stiglitz para manejar la crisis de Europa?
Pregunta 3: ¿Cómo respaldamos nosotros en África su lucha por la humanidad?
Pregunta 4: Respuesta de LaRouche al respaldo que dio Merkel a que Alemania rescate Grecia
Pregunta 5: ¿Por qué los británicos verían la restauración de la Glass-Steagall en EU como un acto hostil?
Pregunta 6: ¿Qué le diría a la gente que se opone a la restauración de Glass-Steagall?
Pregunta 7: ¿Qué le diría usted a esos que, como Niall Ferguson, dicen que la Glass-Steagall no hubiera impedido la crisis actual?
Pregunta 8: ¿Que podemos hacer de inmediato para la población en general para mitigar la crisis económica?
Pregunta 9: Respuesta de LaRouche al compromiso de Alemania de rescatar a toda Europa
Pregunta 10: ¿Qué hacemos con la Reserva Federal?
Pregunta 11: ¿Qué dice usted de la nueva tendencia en el Congreso hacia la colaboración bipartidista?
Pregunta 12: ¿Qué es lo que mueve los cambios actuales en las creencias de la población?
13 mar 2010
Los Idus de Marzo de
viernes, diciembre 24, 2010
domingo, julio 25, 2010
CUANDO RESPONDERAN LOS ESTADOS UNIDOS POR ESTOS CRIMINES DE LESA HUMANIDAD??
Los archivos del horror no pueden ser olvidados
Carlos Enrique Bayo*
El profesor Martín Almada fue detenido en Paraguay en 1974 por haber leído una tesis criticando el sistema educativo.
Acusado de terrorismo y de vínculos con los comunistas, fue sometido a tormentos durante diez días.
Cada noche, sus torturadores llamaban a su esposa, Celestina, y le hacían escuchar los gritos de su marido. Hasta que una vez, al colgar el teléfono, ella sufrió un infarto y murió. Tenía 33 años.
Esta historia no es más terrible que las de decenas de miles de víctimas (incluidos 3.000 niños) del plan de exterminio sistemático de opositores izquierdistas diseñado en Washington en los setenta y ejecutado por las dictaduras del Cono Sur.
Pero tiene especial relevancia porque Almada fue quien descubrió, 18 años después en la comisaría de Lambaré, los célebres "Archivos del Horror" que exponen -con todos sus espantosos detalles y hasta desvelando las identidades de muchos de los verdugos- el genocidio de un amplio sector de la sociedad latinoamericana, del que tuvieron que huir hacia el exilio cuatro millones de personas.
Pero casi tan monstruoso como esa multinacional Operación Cóndor, en la que agentes estadounidenses incluso enseñaban técnicas para mantener con vida más tiempo a los torturados, fue que el cerebro gris de semejante solución final, Henry Kissinger, hubiera recibido el Premio Nobel de la Paz.
Ninguno de los altos cargos de la Administración de EEUU, ninguno de los jefes de
la CIA, responsables de esos crímenes contra la Humanidad ha tenido que responder ante la Justicia.
Para seguir impunes, hoy pretenden que nos olvidemos del holocausto americano. Igual que otros intentan mutilar nuestra memoria histórica para ocultar una represión inspirada en el nazismo.
*Redactor-jefe de sección internacional de "Público" de Madrid. Ha sido corresponsal en Moscú (1987-1992) y en Washington (1992-1996). Enviado especial en los conflictos de Afganistán, Camboya, Oriente Próximo y Armenia-Azerbaiyán.
Carlos Enrique Bayo*
El profesor Martín Almada fue detenido en Paraguay en 1974 por haber leído una tesis criticando el sistema educativo.
Acusado de terrorismo y de vínculos con los comunistas, fue sometido a tormentos durante diez días.
Cada noche, sus torturadores llamaban a su esposa, Celestina, y le hacían escuchar los gritos de su marido. Hasta que una vez, al colgar el teléfono, ella sufrió un infarto y murió. Tenía 33 años.
Esta historia no es más terrible que las de decenas de miles de víctimas (incluidos 3.000 niños) del plan de exterminio sistemático de opositores izquierdistas diseñado en Washington en los setenta y ejecutado por las dictaduras del Cono Sur.
Pero tiene especial relevancia porque Almada fue quien descubrió, 18 años después en la comisaría de Lambaré, los célebres "Archivos del Horror" que exponen -con todos sus espantosos detalles y hasta desvelando las identidades de muchos de los verdugos- el genocidio de un amplio sector de la sociedad latinoamericana, del que tuvieron que huir hacia el exilio cuatro millones de personas.
Pero casi tan monstruoso como esa multinacional Operación Cóndor, en la que agentes estadounidenses incluso enseñaban técnicas para mantener con vida más tiempo a los torturados, fue que el cerebro gris de semejante solución final, Henry Kissinger, hubiera recibido el Premio Nobel de la Paz.
Ninguno de los altos cargos de la Administración de EEUU, ninguno de los jefes de
la CIA, responsables de esos crímenes contra la Humanidad ha tenido que responder ante la Justicia.
Para seguir impunes, hoy pretenden que nos olvidemos del holocausto americano. Igual que otros intentan mutilar nuestra memoria histórica para ocultar una represión inspirada en el nazismo.
*Redactor-jefe de sección internacional de "Público" de Madrid. Ha sido corresponsal en Moscú (1987-1992) y en Washington (1992-1996). Enviado especial en los conflictos de Afganistán, Camboya, Oriente Próximo y Armenia-Azerbaiyán.
miércoles, julio 21, 2010
LAS OPCIONES: GLASS-STEAGALL( INICIATIVA DE LEY) Y OBAMA PARA AFUERA, O UNA NUEVA ERA DE TIENIBLAS AL ESTILO DEL SIGLO XIV
20 de julio de 2010 —
El pueblo estadounidense —en realidad, el mundo— tiene ante sí una alternativa clara en la medida en que nos encaminamos a este período decisivo de julio-septiembre, de inminente desplome económico y financiero.
Por un lado, una era sin Obama, acentuada por el restablecimiento inmediato de la ley Glass-Steagall y el lanzamiento de una recuperación de la economía física real.
Por el otro lado, está el programa británico de destrucción del estado nacional, que le abriría las puertas a una era de despoblación solo comparable con la precipitación a una nueva edad de las tinieblas en el siglo 14.
Existe una tendencia perceptible, si bien bajo sombras, hacia la primera alternativa, cuyo programa se lanzó con el llamado de clarión de LaRouche y LPAC.
Cada vez en mayor medida, hasta individuos improbables —como los autores de blogs sobre comercialización de futuros— están reconociendo el hecho de que lo que ha creado la crisis fue el haber abandonado la Glass-Steagall, y están discutiendo el hecho de que el gobierno de Obama ha saboteado su regreso.
Lo que se ha vuelto evidente es que cada vez más personas están empezando a calcular que el gobierno de Obama está acabado.
Y, aunque todavía no se está discutiendo abiertamente el nombre de LaRouche, cada vez más personas están pensando en la dirección que él ha marcado.
El mismo Obama sicótico parece estar consciente de esta tendencia, como se refleja en el hecho de que le teme a cualquier encuentro con los medios de prensa u otros sin una agenda preestablecida.
Hoy, en su conferencia de prensa sobre el seguro sobre desempleo, ni siquiera le permitió hablar a las personas desempleadas que él invitó, como si le temiera a lo que pudieran decir.
Obama está listo para sacarlo de su puesto y reemplazarlo por una combinación en donde se llevaran a cabo las ideas de LaRouche, las únicas que pueden salvar al planeta.
Pero, si continua en su puesto el títere británico de Obama, el futuro sería una réplica del siglo 14, o algo peor.
Esta realidad se puso de manifiesto el lunes, con el anuncio que hizo el primer ministro británico David Cameron (D-Cameron) de su programa "Gran Sociedad", un programa para desmantelar el estado nacional en pequeñas comunidades a la rebatiña por sobrevivir.
En pocas palabras, un nuevo feudalismo dominado por un estado fascista central. El programa de Cameron, que verán desarrollado en otra nota, sigue las recetas de un Phillip Blond, un seguidor descarado de los fascistas "católicos" G. K. Chesterton y Hilaire Belloc, quienes escribieron un artículo elogiando las virtudes del regreso a una vida medieval.
El conducto de la influencia de Blond en el nuevo gobierno Tory es el Ministro de Hacienda, George Osborne y el mismo Cameron.
De una manera típicamente británica, Cameron llega hoy a Estados Unidos para reunirse con el presidente Obama y otros y promover su "modelo", de la misma forma que lo hizo el gobierno de Blair con el programa de servicios de salud nazi.
Su programa, por supuesto, es un fraude:
los recortes presupuestales masivos anunciados por Osborne hace un par de semanas van a recortar los servicios locales para la población por decreto, no serán reorganizados bajo control local como un gesto al comunitarismo.
De igual manera, la destrucción de la red de seguridad social básica, incluyendo los bomberos y policía en Estados Unidos, se está llevando a cabo desde arriba, debido a que el gobierno ha sido incapaz de adoptar las reformas Glass-Steagall.
Pero el nuevo feudalismo —con la despoblación que le acompaña— es el nombre del juego británico.
Sin embargo, Cameron se ha topado con una complicación a su plan.
De nuevo, después de la operación de relaciones públicas de los últimos días, estalló la situación de la BP, y Cameron va a tener que enfrentar la rabia de los estadounidenses que están enojados por la devastación que ha causado en nuestro país la compañía de las Indias Orientales moderna.
No la va a pasar muy bien y que bueno.
Pero, hay que tener presente la tarea histórica más amplia.
Nuestro trabajo es encabezar la guerra para destruir al imperio británico, el imperio más sanguinario que haya gobernado sobre el mundo.
Hoy hace 76 años, los combatientes de la resistencia en las fuerzas armadas alemanas llevaron a cabo un intento fallido por asesinar a Adolfo Hitler, con la esperanza de salvar el honor de su nación y salvar millones de vidas.
Fracasaron en su misión de corto plazo, pero se ganaron la gratitud eterna de todos aquellos que combatieron, y combaten, en contra del asalto fascista en contra de la humanidad.
Los honramos, millones más hoy, librando una guerra que podemos ganar, en contra del mismo Imperio Británico que puso a Hitler en el poder.
Y tenemos el poder de la historia de nuestro lado, si es que lo usamos -a tiempo.
El pueblo estadounidense —en realidad, el mundo— tiene ante sí una alternativa clara en la medida en que nos encaminamos a este período decisivo de julio-septiembre, de inminente desplome económico y financiero.
Por un lado, una era sin Obama, acentuada por el restablecimiento inmediato de la ley Glass-Steagall y el lanzamiento de una recuperación de la economía física real.
Por el otro lado, está el programa británico de destrucción del estado nacional, que le abriría las puertas a una era de despoblación solo comparable con la precipitación a una nueva edad de las tinieblas en el siglo 14.
Existe una tendencia perceptible, si bien bajo sombras, hacia la primera alternativa, cuyo programa se lanzó con el llamado de clarión de LaRouche y LPAC.
Cada vez en mayor medida, hasta individuos improbables —como los autores de blogs sobre comercialización de futuros— están reconociendo el hecho de que lo que ha creado la crisis fue el haber abandonado la Glass-Steagall, y están discutiendo el hecho de que el gobierno de Obama ha saboteado su regreso.
Lo que se ha vuelto evidente es que cada vez más personas están empezando a calcular que el gobierno de Obama está acabado.
Y, aunque todavía no se está discutiendo abiertamente el nombre de LaRouche, cada vez más personas están pensando en la dirección que él ha marcado.
El mismo Obama sicótico parece estar consciente de esta tendencia, como se refleja en el hecho de que le teme a cualquier encuentro con los medios de prensa u otros sin una agenda preestablecida.
Hoy, en su conferencia de prensa sobre el seguro sobre desempleo, ni siquiera le permitió hablar a las personas desempleadas que él invitó, como si le temiera a lo que pudieran decir.
Obama está listo para sacarlo de su puesto y reemplazarlo por una combinación en donde se llevaran a cabo las ideas de LaRouche, las únicas que pueden salvar al planeta.
Pero, si continua en su puesto el títere británico de Obama, el futuro sería una réplica del siglo 14, o algo peor.
Esta realidad se puso de manifiesto el lunes, con el anuncio que hizo el primer ministro británico David Cameron (D-Cameron) de su programa "Gran Sociedad", un programa para desmantelar el estado nacional en pequeñas comunidades a la rebatiña por sobrevivir.
En pocas palabras, un nuevo feudalismo dominado por un estado fascista central. El programa de Cameron, que verán desarrollado en otra nota, sigue las recetas de un Phillip Blond, un seguidor descarado de los fascistas "católicos" G. K. Chesterton y Hilaire Belloc, quienes escribieron un artículo elogiando las virtudes del regreso a una vida medieval.
El conducto de la influencia de Blond en el nuevo gobierno Tory es el Ministro de Hacienda, George Osborne y el mismo Cameron.
De una manera típicamente británica, Cameron llega hoy a Estados Unidos para reunirse con el presidente Obama y otros y promover su "modelo", de la misma forma que lo hizo el gobierno de Blair con el programa de servicios de salud nazi.
Su programa, por supuesto, es un fraude:
los recortes presupuestales masivos anunciados por Osborne hace un par de semanas van a recortar los servicios locales para la población por decreto, no serán reorganizados bajo control local como un gesto al comunitarismo.
De igual manera, la destrucción de la red de seguridad social básica, incluyendo los bomberos y policía en Estados Unidos, se está llevando a cabo desde arriba, debido a que el gobierno ha sido incapaz de adoptar las reformas Glass-Steagall.
Pero el nuevo feudalismo —con la despoblación que le acompaña— es el nombre del juego británico.
Sin embargo, Cameron se ha topado con una complicación a su plan.
De nuevo, después de la operación de relaciones públicas de los últimos días, estalló la situación de la BP, y Cameron va a tener que enfrentar la rabia de los estadounidenses que están enojados por la devastación que ha causado en nuestro país la compañía de las Indias Orientales moderna.
No la va a pasar muy bien y que bueno.
Pero, hay que tener presente la tarea histórica más amplia.
Nuestro trabajo es encabezar la guerra para destruir al imperio británico, el imperio más sanguinario que haya gobernado sobre el mundo.
Hoy hace 76 años, los combatientes de la resistencia en las fuerzas armadas alemanas llevaron a cabo un intento fallido por asesinar a Adolfo Hitler, con la esperanza de salvar el honor de su nación y salvar millones de vidas.
Fracasaron en su misión de corto plazo, pero se ganaron la gratitud eterna de todos aquellos que combatieron, y combaten, en contra del asalto fascista en contra de la humanidad.
Los honramos, millones más hoy, librando una guerra que podemos ganar, en contra del mismo Imperio Británico que puso a Hitler en el poder.
Y tenemos el poder de la historia de nuestro lado, si es que lo usamos -a tiempo.
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