LaRouche: ¡Son los derivados, estúpido!
9 de octubre de 2008
Los derivados financieros:
La bomba hiperinflacionaria que aplasta al sistema financiero internacional
9 de octubre de 2008 (LPAC).—
Lyndon LaRouche se mofó hoy del plan
de salvataje del Secretario del Tesoro Hank Paulson, y advirtió que
"Paulson y demás directores de bancos centrales han estado mintiendo
hasta la coronilla con relación a sus mentadas estafas de rescate que
cambian a cada rato.
El verdadero problema, del cual ninguno de ellos
quiere hablar, es la masa de obligaciones en derivados financieros, por
el orden de los miles de billones de dólares".
LaRouche se refirió a la burbuja de los derivados como la "bomba
hiperinflacionaria que aplasta al sistema financiero internacional", y
advirtió:
"Hasta que no cierren simplemente, todo el corretaje de
derivadas, borren de los libros del sistema financiero esas
obligaciones de casino, nomás se están engañando a si mismos".
LaRouche
declaró que "ya es hora de romper el silencio sobre los derivados.
El
verdadero factor hiperinflacionario en la situación, es el corretaje de
derivados sin reglamentación, apalancado hasta la locura.
Eso es lo que
nos está matando.
Ese es el gran delito de Alan Greenspan".
Según los datos más recientes, publicados el 30 de junio de este año
por el despacho del Contralor de la Moneda, las tres compañías
bancarias estadounidenses más grandes, JP Morgan Chase, Bank of America
y Citicorp, tienen contrados de derivados pendientes por un total de
$179.4 billones (es decir, millones de millones) de dólares.
Los tres
bancos juntos tienen un total de activos de menos de ¡$5.6 billones de
dólares!
Según el Banco de Pagos Internacionales, para el 31 de diciembre de
2007, el total de derivados no inscritos y negociados sumaban más de
$675 billones de dólares.
Sin embargo, de acuerdo al analista de Executive Intelligence Review,
John Hoefle, esas cifras autorizadas están muy subestimadas.
La
verdadera cifra, estima Hoefle, anda por encima de los miles de
millones de dólares.
LaRouche concluyó diciendo:
"A menos que se haga frente, y hasta que
no se haga, a esta burbuja de derivados, que no puede ni debe
rescatarse, nomás se están engañando a si mismos.
Ya es hora de que
Hank Paulson se trague la única medicina de veras:
la reorganización
por bancarrota de todo el sistema financiero basado en el dólar.
Y el
primer paso en cualquier reorganización de bancarrota sería la
eliminación de esos miles de billones de dólares en puras obligaciones
de apuestas de juego.
Sin esa acción, este planeta está condenado a una
era de tinieblas horrible, así como la era de tinieblas del siglo 14,
que siguió al derrumbe del sistema bancario lombardo".
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